domingo, 5 de septiembre de 2010

Sonidos de la oscuridad





La mariposa volaba sin rumbo, al fondo del parque en el banco mas lejano a la puerta de entrada, Pedro, quieto como una escultura marmórea bebía olores tocaba los aromas del azahar, en su piel el frescor de la tarde soleada de abril, le erizaba el vello.

De pronto un etéreo aleteo le saco de sus pensamientos, notaba una levisima brisa junto a su faz, sabia que era una mariposa pero no quería moverse no deseaba que algún movimiento la asustase. La ceguera sobrevenida había sido un duro golpe para Pedro, su mundo se derrumbó de la noche a la mañana, apagadas las luces de la vida, la oscuridad era su nuevo mundo.

Algunos sonidos de juegos infantiles, los arrullos  de las palomas junto al estanque y la eterna discusión de  enamorados del banco que estaba junto a la pequeña estatua olvidada por todos , llevaba tantos años que el nombre del personaje no se leía y la mayoría de los viandantes desconocía que se trataba del joven Duque de Rivas.


Disfrutar de una mariposa de una insignificante mariposa de verano, mariposa de unos días que a Pedro le parecían mas intensos que el resto de su vida y soñaba que volaba libre aleteando de flor en flor, solo dos días hasta convertirse en crisálida y esperar la metamorfosis deseada, natural, deseaba poder ver el mundo pero solo podía escucharlo envidiando a la mariposa tan efímera.


Un golpe en el bastón le saco de sus pensamientos, no sabia que ocurría, los niños habían callado de pronto, Pedro escuchaba el silencio, notó como la mariposa aleteaba buscando néctares frescos, unos pasos titubeantes se acercaban a Pedro.


- Me devuelve mi pelota


Los recuerdos se agolparon en la mente de Pedro, eran como un tren que pasaba a gran velocidad, en cada ventanilla asomaba algún hecho de su vida, momentos, instantes dulces, amargos,llantos, risas, una vida a gran velocidad y un instante especial, recordó que con tres años golpeó una pelota que fue a parar a los pies de un hombre que sentado en un banco del parque y a pesar del golpe no se inmutó , sobre el blanco bastón una hermosa mariposa blanca posada plácidamente abría y cerraba las alas con una elegancia que al pequeño Pedro hipnotizó, porque en ese momento Pedro vio claramente los sonidos de la oscuridad.